El apagón en otros tiempos

Cuando la gente vivía sin luz eléctrica

¿Vivimos en un mundo de comodidades y olvidamos cómo era el pasado?

    El pasado lunes 28 de abril, España se quedó a oscuras. Independientemente de las causas, que es necesario averiguar y explicar lo más pronto posible pero también de forma clara, certera y sin bulos ni noticias sesgadas, los hechos que hemos vivido obligan a reflexionar sobre nuestras comodidades y las que no tenían nuestros antepasados.


¿Cuándo dejamos de utilizar velas para iluminar la noche en España?

    Estos pensamientos comenzaron como un flashback. A la luz de la vela que encendimos en casa, intentaba montar un pequeño juguete y, de repente, regresé a mi propio pasado. En mi infancia, una tormenta era sinónimo de quedarse sin luz en casa. Las líneas de luz eran más inestables y era común que en las casas tuviéramos un pequeño kit formado por pilas para una pequeña radio, linternas para pilas de petaca y velas, todo ello guardado en un cajón. Con el tiempo esta situación se solucionó y ya no hemos vuelto a tener este tipo de problemas. 

    El apagón, además de recordar, me hizo reflexionar sobre cómo vivimos y cómo vivían nuestros antepasados. Hasta la llegada definitiva y general de la luz eléctrica a todos los hogares, la luz solar marcaba los ritmos, los tiempos y el modo de vida de las personas. La oscuridad se combatía con velas, lámparas de aceite, antorchas de fuego o similares. La vida se hacía alrededor de la luz y el calor que emanaba, sobre todo en los días largos de invierno en los que la luz del solar calienta poco y tiene menos presencia. La vida, en ese sentido, estaba limitada. Por no hablar de la comida y su conservación. En definitiva, un gran problema visto desde nuestra perspectiva.

    Salir a la calle no era, probablemente, la mejor opción. Algunas ciudades y pueblos contaban con sistemas de iluminación similar al existente en las casas, cuando los avances tecnológicos así lo permitieron. Mientras tanto, los mismos utensilios que iluminaban el hogar eran llevados por las personas que necesitaban salir de noche de casa.

    Por suerte todo esto ha cambiado. Sin embargo, en pleno siglo XXI todavía hay países y zonas en los que la ausencia de luz eléctrica supone un desafío para la población. Quedarnos sin luz durante unas horas ha supuesto para muchos regresar al pasado, para otros empatizar con los que carecen de esta necesidad, otros tantos han sufrido por no poder adaptarse a la situación de incomunicación mediante las nuevas tecnologías y tantos otros casos. ¿Cómo podrían haber vivido estas personas en aquellos tiempos más oscuros, lejos de los móviles y los beneficios de tener luz?


    Por cierto, en mi caso, aunque no tenía muchas distracciones a mano, decidí esperar a que la oscuridad aumentara para poder ver con detalle y claridad las estrellas desde dentro de una ciudad, vivencia que difícilmente se puede tener un día normal. Un espectáculo recomendable.

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