Los moriscos (III)
La repoblación tras la expulsión
El origen de muchos apellidos
Expulsados los moriscos, era necesario repoblar las zonas que ahora se habían quedado vacías. La economía real y señorial dependía en su mayoría de los ingresos obtenidos de los cultivos que trabajaban los moriscos. Por este motivo, prácticamente al mismo tiempo que se unos se iban, se buscaban las fórmulas para que otros llegaran. A grandes rasgos, existían dos zonas por ocupar: las áreas litorales de regadío, ocupadas por cristianos viejos que podían conseguir tierras con buenos rendimientos, y las zonas montañosas, más difíciles de cultivar, en las que existía una mayoría de población morisca y que fueron repobladas con gente procedente de fuera de Valencia.
El proceso repoblador puede establecerse en unas etapas generales. Existió un primer momento en el que hubo una afluencia masiva de colonos entre 1610 y 1611, años en los que se redactaron la mayoría de las cartas de población. La segunda etapa finalizaría alrededor de 1630, en la que se renuevan los colonos atraídos muy probablemente por los primeros repobladores y por la redacción de nuevas concordias o acuerdos entre los colonos y los señores. Por último, entre 1630 y 1640 la población se estabiliza y las aportaciones de pobladores ya no son tan grandes.
Uno de los señores feudales más interesado y que más pronto inició esta repoblación fue el duque de Gandia, a quien siguieron los señores de los alrededores, con emigrantes traídos desde las Islas Baleares. Así pues, el origen de los nuevos pobladores será determinante de cara al futuro y su ubicación definitiva marcará la peculiaridad y personalidad de cada pueblo. Las consecuencias de la repoblación del siglo XVII son aún visibles en aspectos como la documentación, la onomástica, los dialectos, algunos elementos etnológicos y lingüísticos, entre los que destaca, por encima de todos, el uso del artículo “salat”, particularidad de los habitantes de Mallorca que llegaron para ocupar los pueblos del interior de las montañas de Alicante, aunque preferían las áreas costeras debido a su orografía y predominar el cultivo de secano. Con todo, estos movimientos de población llegada desde las Baleares ocupó un área mayor que abarcó las comarcas de la Marina Baixa, la Marina Alta, l’Alcoià, la Vall d’Albaida y la Safor. No sólo acudieron repobladores mallorquines, puesto que desde Génova llegaron los que se instalaron en Miramar, Benipeixcar y Beniopa, cerca de Gandia.
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