Las viñas y la emigración
Cuando las crisis de la uva obligaron a emigrar
Las plagas y sus efectos sobre la población
La uva ha sido y es una fuente importante de riqueza en Alicante, tanto para vender pasas como para elaborar vino.
Hubo un tiempo que a los
pies del Montgó, y en otras zonas de La Marina y La Safor, muchas familias vivían y trabajaban alejadas de los pueblos y
ciudades. Cultivaban la viña para elaborar pasas, secadas al sol y guardadas
por las noches entre los arcos de las viviendas para que la humedad no las
afectara. La vida se realizaba en el mismo lugar de trabajo, el conocido
como riu rau.
El riu rau era una construcción normalmente de una sola planta, aunque podía
tener una altura utilizada como vivienda. Tenía una nave porticada que era el
lugar destinado a proteger la uva de las inclemencias del tiempo. La vida
de la familia giraba, por tanto, alrededor de este cultivo. Era un
negocio del que vivían no sólo las familias que lo cultivaban, sino también una
gran cantidad de personas con trabajos relacionados, como recolectores,
encajadoras, comerciantes y los que finalmente realizaban el transporte. La
cadena era larga y los beneficios también. Las pasas de La Marina, y también
las cultivadas en el interior de La Safor, eran embarcadas en el puerto de
Dénia y Gandia hacia Inglaterra, Francia y otros países europeos. Las pasas de
estas zonas eran muy apreciadas por sus cualidades y sabor, sobre todo para la
repostería inglesa.
Sin embargo, durante el siglo XIX una plaga llegada de Francia lo cambió todo: la filoxera. Comenzó como una mancha de aceite afectando a diferentes partes de Europa hasta que llegó a España. Con focos iniciales al sur de Alicante, pronto afectó a las comarcas centrales, es decir, al sur de Valencia y norte de Alicante. Después de cuatro años de enfermedad, la viña moría y la solución era arrancarla. Los intentos por cultivar otras variantes funcionaron allí donde la filoxera había afectado antes y, cuando la viña alicantina ya estaba infectada, las cepas que habían sido tratadas ocuparon los mercados de las pasas alicantinas. El negocio de las pasas resultó muy lucrativo mientras no había competencia de otros países afectados por la plaga.
La filoxera y
la llegada de pasas de otros lugares obligaron a muchas familias a cerrar sus
negocios, dejar los cultivos y buscar nuevos trabajos en momentos muy
complicados económicamente hablando. Aquellos con suficiente poder económico
pudieron reinventarse y dedicarse a otros cultivos o negocios. Pero eran la
menor cantidad en comparación con los muchos, jornaleros fundamentalmente, para
los que emigrar resultó una solución a sus necesidades.
La plaga atacó los viñedos, las uvas y, como no, las economías familiares.
Muchos alicantinos, así como muchos productores de uva en sus diferentes modalidades,
temporeros y todo aquel relacionado con esta economía, se vieron obligados a
buscar una alternativa. En una gran cantidad de casos, la solución pasaba por
emigrar. Esta situación se repitió allí donde la plaga se instaló.
En el caso alicantino, y también en aquellas regiones con tradición vinícola, Argelia se presentó como una alternativa viable. Como en otros momentos, la
proximidad, el hecho de ser jornaleros dedicados a realizar trabajos temporales para regresar
relativamente pronto, el precio asequible del desplazamiento y la presencia de
otros alicantinos en tierras africanas eran algunos de los motivos por los que
muchos se desplazaron en busca de una nueva vida. Algunos regresaban después de
hacer la temporada, otros se quedaron definitivamente allí.
Con el paso del tiempo, los riu rau quedaron abandonados. El negocio decayó tanto que en muchos casos tan sólo se cultivaba para uso doméstico o familiar. Los edificios que albergaban las uvas en su secado y transformación en pasa sufrieron en sus paredes las huellas del abandono.
Es interesante. Gracias.
ResponderEliminarMuchas gracias a ti
Eliminar