De turrones y helados

Cuando se instalaban en Argelia. los emigrantes valencianos solían desarrollar allí sus oficios, los trabajos que habían aprendido en sus pueblos. Argelia se presentaba como una oportunidad para ellos y para su negocio. Es el caso de lo procedentes de Xixona y de Ibi. Se trataba de gente acostumbrada al frío y al cultivo de la almendra, entre otros productos, y su especialidad era la elaboración de turrones y helados. En general, se trataba de un trabajo temporal que complementaba al realizado en el campo y para el que la temporada perfecta era el verano. Cuando finalizaba la temporada de los turrones, los helados se convertían en el complemento perfecto para la economía familiar. Algunas pastelerías contaban con terrazas con sillas y mesas y se vendían, además, helados bien para cualquier época del año, bien para las celebraciones, con sus pièces montées decoradas con láminas de turrón llamadas nougatines.

Había dos tipos de vendedores de helados. Por un lado, los que realizaban la venta ambulante.

Los vendedores ambulantes de helados tenían diferentes categorías. La más modesta consistía en una heladera metálica cargada a los hombros que contenía todo lo necesario para la venta mientras que la otra tenía como protagonista al carro de los helados, alquilado por emigrantes temporales a los valencianos residentes en Argelia.

Por otro lado, existían negocios en un local, como Helados La Ibense, de la familia Vilaplana. Según la fotografía de 1932-332, el negocio era atendido por Adolfo Vilaplana. En la imagen aparece la familia Vilaplana y Miguel Cremades. Archivo Carlos Vilaplana

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